Aunque ha pasado mucho tiempo desde que el hombre vivía de la caza, el pescado es el único componente de nuestra dieta que sigue capturándose a gran escala.
Desde los años 60, la industria de las piscifactorías representa una proposición considerable del pescado que comemos, en gran parte en forma de palitos de pescado, platos precocinados y pescado en conserva. Desgraciadamente, muchas personas parecen tener miedo del pescado, por no estar seguros de cómo prepararlo o de cuánto tiempo se conservará. De hecho, el pescado fresco es muy perecedero, especialmente el azul, pero lo único que hace falta es el sentido común, y para tener buena salud debemos comer mucho más.
El pescado es muy rico en proteínas y minerales y el de agua salada es especialmente valioso por su yodo. Se encuentran vitaminas B en todos los pescados y los azules contienen vitaminas A, D y E, además de los ácidos grasos esenciales omega-3.
Las mejores formas de prepararlo son asado, al vapor, a la parrilla o a la plancha con poco aceite, pues estos métodos reducen al mínimo la pérdida de sustancias nutritivas. Cuidado con los aditivos en los pescados procesados que compre.
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