Mientras estábamos preparando la receta del rancho, mi hermano y yo nos hemos acordado cuando nuestra abuela Nana, una gran cocinera y que en paz descanse, nos hizo para comer un rancho de coditos con garbanzas. Habíamos llegado del colegio y muertos de hambre nos encontramos que dentro de cada codito había un garbanzo tan duro como una piedra, nunca hemos podido descifrar la incógnita de cómo se pudo meter durante la cocción cada garbanzo en cada codito. Lo malo de todo esto es que al final nos tuvimos que comer el rancho. Siempre quedará en nuestro recuerdo con mucho cariño este plato, que tanto nos hizo y nos hará reir, incluso a ella, una gran mujer y con mucho sentido del humor.
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